Éste era el aspecto del huerto en la semana 6:
y éste el de la semana 8:
No sé qué ha pasado, las plantas no solo no han crecido sino que se han secado muchas hojas y están más mustias y amarillentas. Cuando expliqué los síntomas al encargado del vivero me comentó que podría ser debido a un exceso de riego que provoque carencia de hierro y otras sustancias, lo que origina una enfermedad llamada clorosis.
La solución pasa por bajar la frecuencia de riego y por aportar minerales que suplan esas carencias, y me recomendó el siguiente producto para darlo diluido en 5 litros de agua:
Ya han pasado 10 días desde que apliqué el producto y disminuí el riego, pero las plantas siguen bastante tristonas y me estoy planteando volver a aumentar la frecuencia de riego. Las dos últimas semanas han sido muy calurosas y supongo que la pérdida por evaporación ha sido altísima. Probaré durante unos días a regar 1 minuto cada 8 horas.
¡Qué difícil me está resultando ajustar el riego!. A ver si este año me sirve de experiencia para no fallar al próximo.
Por otra parte también he entendido que el riego hay que ir modificándolo en función de las necesidades de las plantas (un plantero pequeño requiere menos riego que esa misma planta cuando ya está crecida y dando fruto) y de la temperatura (conforme las temperaturas van aumentando la demanda de las plantas es también mayor). Así que no hay que relajarse pensando que ya se ha acertado con la frecuencia porque las necesidades van cambiando.