Cuando se elabora jabón casero puede ocurrir que durante el proceso se nos "corte". Yo aún no he dado con la clave de por qué en ocasiones se corta y por qué en otras no. No sé si se trata del mismo proceso, pero a mi me recuerda a lo que ocurre con la nata montada y la mantequilla. Cuando batimos la nata líquida para hacer nata montada llega un momento en el que si seguimos batiendo, después de que ya haya subido, se rompe la emulsión (se corta) y obtenemos mantequilla (la parte sólida) y suero (la parte líquida). En este caso ya no hay remedio, no podemos hacer nada para volver a tener nata montada. Pero en el caso de los jabones sí podemos volver a recuperar la textura para que cuaje y se solidifique.
Antes de hacer mi primer jabón consulté bastantes recetas en internet y el algunas sugerían añadir un puñado de sal o un puñado de harina para ayudar en el proceso de emulsión y para blanquear un poco más el jabón (cosa que yo no hacía, simplemente me limitaba a seguir la receta típica de aceite, agua y sosa).
Pues bien, el otro día se me cortó el jabón, se me ocurrió añadir dos cucharadas de harina para intentar recuperarlo y ¡lo conseguí! Además fue casi instantáneo. Retiré unas tres tazas del líquido que se había separado y lo puse en el vaso de la batidora, añadí dos cucharadas de harina y batí la mezcla. Luego la añadí al resto del jabón cortado y seguí batiendo, y en un par de minutos (y para mi alegría y asombro) se recuperó la textura.
.